martes, 19 de noviembre de 2019

Inmigrante

Si pensamos en un inmigrante ¿qué vemos? ¿lo vemos o lo miramos? Sería mejor mirarlos para comprender que son gente sin un lugar ameno de pertenencia. ¿Cómo sería fiel a su país de destino? Convirtiéndose en mano de obra barata, inescrupulosa y en la clandestinidad, ya sea por un trabajo sin registrar o por no tener ciudadanía, no.
En cambio, se podría gestionar un subsidio del país de origen y otro del país destino con la obligación que se forme el inmigrante en el país destino como mano de obra calificada a partir de formación universitaria o terciaria o capacitación en algún oficio cuya demanda no está satisfecha en el país destino. También se podría organizar intercambios culturales y laborales mediadas por universidades en un intercambio fluido de personas entre el país destino y el país origen.
Dejaría de ser entonces un marginado y conflictivo y pasaría a ser útil a la sociedad prestando mano de obra capacitada y adaptándose a la cultura local. 

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